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VIAJAR EN ENERO A MARRAKECH, LA CIUDAD ROJA

Actualizado: 26 nov 2019

Marrakech es una ciudad MAIZEN, es decir imperial. Las sucesivas dinastías que la han poblado la han ido enriqueciendo hasta llegar a lo que es hoy, uno de los centros culturales más importantes del país y destino de muchos viajeros. Marrakech le ha dado al país su nombre, Marruecos, y a la bandera su color, el rojo de sus calles


Durante los casi 100 años de prosperidad y florecimiento del Imperio Almohade las murallas de Marrakech llegaron a tener más de 20 kilómetros de largo. Tenían nueve puertas monumentales y 200 torres.


QUÉ VER Y HACER EN MARRAKECH


PERDERTE por la medina o ciudad antigua. Un laberinto de calles en el interior de las murallas que puedes visitar con un plano o, quizás mejor idea, con algún tour gratuito.


ENTRAR EN LA MEDINA por la Puerta de Bag Agnaou donde se encuentran las Tumbas Saadís, en las que destaca el impresionante mausoleo de la Sala de las Doce Columnas



Foto: Viault (CC BY-SA 4.0)


Fueron construidas por el sultán Ahmad al-Mansur en el siglo XVI y descubiertas en 1917. Están rodeadas de una alta muralla que aísla La Kasbah de los mausoleos. Es de estilo andaluz Arabo y además de los sultanes, enterrados ahí durante 2 siglos, también se encuentran las tumbas de los miembros de su familia, sus sirvientes y soldados

Esta abierto todos los días de 9,00 a 16,30. Precio: adultos 70 dirhams


ACERCARTE a la Plaza de los Hojalateros, Place Des Ferblantiersuna, completamente rodeada de talleres de productos de metal, donde te puedes encontrar los objetos más curiosos. Tiene una fuente central, palmeras y varias terrazas donde tomarte un té


VISITAR el Palacio de la Bahía (bahía significa hermosa). El conjunto se erige un poco caótico y sin sentido, según dicen, para promover el movimiento del gran visir Ba Ahmed, cuya legendaria gordura le condicionada su capacidad para desplazarse por el palacio.


Foto: Jorge Láscar (CC BY-SA 2.0)


El arquitecto local construyó el palacio en estilo andaluz, en varias etapas, terminando en siete años, en los que el Gran Visir fue apropiándose de las calles y casas que lo rodeaban.

Esta abierto todos los días de 9h a 16,30h. Precio: adultos 70 dirhams

CONOCER el Museo Dar Si Said o Museo de las Artes Marroquíes, el más antiguo de la ciudad. Fue la residencia de Si Said, hermano del Gran Visir Bou Ahmed y realmente lo más bonito de la visita es el propio edificio.

Está abierto de miércoles a lunes de 9:00 a 16,45h. Precio: adultos 20 dirhams


PASAR MÁS DE UN RATO en la Plaza Jamaa El Fna, el corazón de Marrakech y el más importante lugar de reunión de la medina. Transitado a diario por miles de personas, gracias al color, la cultura y el arte que forman parte de ella fue declarada Patrimonio Oral de la Humanidad en 2011. No esperes un lugar increíble arquitectónicamente hablando, su encanto está en la gente y en que la vida de la plaza cambia con las horas: en la noche es un lugar repleto de puestos de comida y músicos callejeros, en la mañana y la tarde es zona de puestos de zumo de naranja, especias y menta; además de domadores de monos y encantadores de serpientes

HUELLA+. Ten en cuenta las advertencias sobre turismo responsable con animales: generalmente lo que vemos son individuos arrebatados de su ambiente, emplazados en un hábitat artificial, sufriendo y realizando comportamientos impropios de su especie. (Más información: http://turismo-responsable.com/s5-turismo-y-animales)


Foto: Donar Reiskoffer (CC BY-SA 3.0)


SUBIR A ALGUNA DE LAS TERRAZAS DE LA PLAZA y mientras nos tomamos un café o un té relajadamente, podemos observar la actividad de la plaza. Las terrazas más populares son: el Café Francia y el Café Argana, ambos con terrazas desde las que ver la vida de la plaza en la mañana, al atardecer y en la noche. Y acercarte a lo que fue el Palacio Badi, construido a finales del siglo XVI, un lugar que pretendió ser el palacio más lujoso y grandioso jamás visto, de ahí proviene el nombre de El Badi que significa “El Incomparable” y del que hoy queda una gran explanada repleta de naranjas y los muros de la edificación desde los cuales puedes tener unas bellas vistas de la ciudad y su entorno.


Foto:Bjorn Christian Torrisen (CC BY-SA 3.0)


PASEAR por La Mellah o Barrio Judío. Saliendo de la Places des Ferblantiers encontrarás una de las entradas al barrio judío, la mellah. Creado en 1558 y cercado por el propio sultán, que para evitar problemas edificó una muralla, que lo separaba de la medina, con solo dos puertas custodiadas por soldados que se cerraban todas las noches. Los judíos tenían su propio mercado dentro del mellah, sus sinagogas y cementerio. Entre otras cosas, no podían poseer tierras ni adquirir viviendas fuera del mellah, tenían prohibido montar a caballo y dentro de la medina debían andar descalzos. El barrio es muy decadente y pobre pero el antiguo mercado ofrece oportunidades si sabes regatear, ya que está orientado esencialmente a la clientela local y no tanto al turismo.


HUELLA+: Si tienes pensado hacerte un tatuaje de henna busca el Henna Café Marrakech, una asociación en la que también ofrecen comida local, por lo que puedes ir a comer o cenar y aprovechar para hacerte un tatuaje. Los ingresos que reciben realizando estos servicios van destinados a ofrecer educación gratis y a apoyar a la población marroquí a desarrollarse profesionalmente, por lo que con tu tatuaje estarás ayudando a personas que lo necesitan. Está en la calle Arset Aouzal Souikat, 93, dentro de la medina, pero alejado del bullicio del centro, a aproximadamente un kilómetro de la Plaza Jemaa Le Fna.


RECORRER los Zocos, perdiéndote y volviéndote a encontrar. Ten en cuenta que en la tarde comienzan a cerrar los puestos y tenderetes y que el viernes no abren. Este lugar tiene una historia de más de ocho siglos: en un primer momento se instalaron los tejedores y curtidores de cueros y con el tiempo se fueron agregando otras actividades, siendo hoy uno de los mercados más grandes del norte de África, con unos 2600 artesanos.


Los zocos los artesanos están agrupados por gremios, pero a pesar de este aparente orden, asume que terminarás perdiéndote en su laberinto de callejuelas, incluso con un mapa, aunque perderse también es una forma de disfrutar los zocos. El truco está en preguntar por la plaza principal cada vez que te desorientes demasiado y no salirte de la medina. Entre los diversos zocos destacamos: Zoco Zrabia, el de las alfombras, Zoco El Kebir, el de las pieles trabajadas o marroquinería, Zoco Siyyaghin, el mercado de las joyas y Zoco Smata, de las babuchas y los cinturones.


Foto Cloudzilla (CC BY-SA 2.0)

Cerca de los zocos se encuentra la Medersa Ben Youssef, la madraza más importante de Marrakech. Construida en 1565, tiene 130 celdas y capacidad para alojar a unos 900 estudiantes. Ahora se encuentra en reparación, hasta mediados de 2020.


VISITAR el Museo de Marrakech, un palacio del siglo XIX, en estilo morisco y con un precioso patio interior, que es también una de las visitas más recomendadas de la ciudad. El edificio sigue el estilo de la casa marroquí tradicional: una puerta decorada conduce a un patio abierto, actualmente cubierto por una lona, con alicatados zellij y tres surtidores de mármol en el centro. Desde el patio se accede a las salas de la planta baja y las plantas superiores. Abre todos los días de 9,00 a 18,30 horas. Precio: adultos 50 dirhams


Foto: Yastay (CC BY-SA 4.0)


Junto al museo podrás ver la Qoubba almorávide, considerado el último testimonio del arte almorávide de la ciudad. El edificio fue construido en 1117 y descubierto en 1952. La cúpula fue usada para las abluciones antes de la oración y su interior está ricamente decorado con motivos florales (conos de pino, palmeras y hojas de acanto) y caligrafía. En la entrada y en la parte superior de la sala de oración está la inscripción: Fui creado para la ciencia y la oración, por el príncipe de los creyentes, descendiente del profeta, Abdallah, el más glorioso de todos los califas. Ora por él cuando entres por la puerta, para que puedas cumplir tus más altas esperanzas.


ACERCARTE a la Mezquita Koutoubia, la más importante de Marrakech y una de las mayores en el mundo islámico cuando se finalizó su construcción en 1158. Destaca por su alto minarete, de casi 70 metros de altura, que lo convierte en el edificio más alto de la ciudad, record que mantiene porque está prohibido levantar cualquier otro que lo supere. En su construcción recuerda a la Giralda y su belleza se realza por su color de piedra de arenisca rosada, típico de la ciudad. Su nombre significa Mezquita de los Libreros, por los numerosos puestos de libros que la rodeaban en sus primeros años, y la entrada está prohibida para los no musulmanes, como en el resto de las mezquitas.


DISFRUTAR de un hamman. Descendientes de las termas romanas no sólo representan un espacio donde asearse, sino que además son un importante centro de reunión. Existen dos tipos: los populares y los destinados al turista y al marroquí de alto poder adquisitivo. En los primeros los precios son más asequibles, no más de 5€, más las propinas que deberás dejar a los que te atienden, que varían entre algo menos de 1€ para el que te guarda las mochilas y algo menos de 5€ si quieres que te pasen el guante de Kessa. Además, ten en cuenta que en su mayoría estos hamman no son mixtos. Los destinados a los turistas son más más caros, entre 20 y 30€, pero también más cómodos, algunos cuentan con salas privadas, a menudo mixtas, donde podrás relajarte con tu pareja. Infórmate antes para asegurarte de las condiciones y qué deberás llevar contigo.

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