¿Continuamos nuestro recorrido por Buenos Aires? Nos vamos al Barrio de Recoleta, famosos por la calidad de su arquitectura y el carácter aristocrático de sus residencias, jardines y plazas.
📸 Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Este Barrio nació con la orden franciscana de los Recoletos Descalzos a principios del siglo XVIII. A finales del siglo XIX la epidemia de fiebre amarilla que sufrió la ciudad llevo a las familias más adineradas a esta zona alta de Buenos Aires, convirtiéndolo en uno de los lugares más caros y elegantes. Y para descubrirlo no hay nada como perderte en tus calles, sin olvidarte de pasar por:
El cementerio de Recoleta. Fue el primer cementerio público de la ciudad cuando en 1822 la orden de los Recoletos Descalzos fue disuelta y el gobierno se reservó parcelas para personalidades ilustres en lo que fue la huerta del convento. Al convertirse el barrio en zona de residencia de la clase alta, el cementerio se convirtió en el último reposo de las familias de mayor prestigio y poder de Buenos Aires. Ocupa unos 50.000 metros cuadrados, en los que se han construido mausoleos de mármol y bronce, grandiosos templos griegos y pequeñas pirámides egipcias, grandes avenidas y estrechos pasajes. Muchos de sus mausoleos y bóvedas son obra de importantes arquitectos y más de 90 han sido declaradas Monumento Histórico Nacional
El Museo Nacional de Bellas Artes. A menos de 400 metros del Cementerio se encuentra este Museo, inaugurado en 1895, en el que se expone el mayor patrimonio artístico de Argentina, constituyendo uno de los principales museos de Latinoamérica.
A continuación dirígete al parque donde se encuentra la flor más grande del mundo, Floralis Genérica. Rodeada de sendas que se acercan y alejan brindando diferentes perspectivas del monumento, y situada por sobre un espejo de agua, que aparte de cumplir su función estética, la protege, se alza esta espectacular flor realizada en acero inoxidable, con esqueleto de aluminio y hormigón armado, que mira en dirección al cielo, extendiendo hacia él sus seis pétalos. Pesa 18 toneladas y tiene 23 metros de alto. Cada noche sus pétalos se cierran para permitir su descanso, mientras que cada mañana vuelve a extenderlos al sol para dar la bienvenida al nuevo día.
Nuestro siguiente objetivo, la Basílica de Nuestra Señora del Pilar. Inaugurada en 1732 como templo del Convento de los Recoletos Franciscanos, es una de las obras más hermosas de la arquitectura colonial en Buenos Aires, además del segundo templo más antiguo de la ciudad y uno de los pocos que conservan todos sus retablos, imaginería, ornamentos y elementos de culto de la época.
No te pierdas el retablo del Altar Mayor, de arte barroco, el propio Altar Mayor con ornamentación inca del Alto Perú, muy ricamente trabajado en plata, la talla de madera de San Pedro de Alcántara del siglo XVIII y el Altar de las Reliquias, un regalo del rey Carlos III de España. La iglesia cuenta también con una pequeña cripta y un lugar llamado Los Claustros, vestigio de lo que fue el claustro del monasterio, dedicado en la actualidad a museo.
Terminemos nuestro paseo en la Avenida Alvear. Trazada en 1885, es la calle aristocrática de la ciudad por excelencia. Nace en la plazoleta Carlos Pellegrini y desemboca frente al monumento a Torcuato de Alvear. Los edificios que la rodean fueron construidos en su mayoría entre 1880 y 1920, cuando el país vivía una época de prosperidad y las clases altas tenían a París como ciudad favorita. Entre los más emblemáticos tenemos: el Palacio Ortiz Basualdo, actualmente embajada de Francia; el Palacio Fernández Anchorena, sede de la nunciatura apostólica en Buenos Aires; el Palacio Pereda, residencia del embajador de Brasil; la mansión de Concepción Unzué de Casares, sede del Jockey Club; el Palacio Álzaga Unzué, Four Seasons Hotel; y la residencia Duhau Park Hyatt Hotel.
Nuestro próximo paseo por Buenos Aires, el emblemático barrio de San Telmo. No te lo pierdas, te esperamos💋