Isla de Pascua
No es fácil ni barato llegar a la Isla de Pascua, pero el esfuerzo merece la pena. Es un viaje que no se pueden perder los que sueñan con paisajes diferentes, ni los que esperan que al bajar del avión su destino les muestre algo distinto, una nueva cultura que sumar a la propia. Y tampoco los que disfrutan del trekking, el buceo, montar a caballo o en bicicleta, tumbarse en playas paradisíacas o explorar grutas.
La isla tiene una temperatura agradable la mayor parte del año, aunque julio y agosto son los meses más fríos y ventosos, y mayo el más húmedo. Por esto, el único condicionante para decidirte sobre fechas será cuánto estás dispuesto a gastar, ya que los precios varían bastante de la temporada alta –de diciembre a febrero-, la temporada media –de marzo a noviembre- y la temporada baja –de mayo a agosto-.

Incluye en tu programa de visitas los sitios arqueológicos más importantes, entre ellos: el Volcán Rano Raraku, la cantera donde fueron tallados la mayor parte de los moais que se encuentran esparcidos por toda la isla, el imponente Ahu Tongariki, uno de las imágenes más conocidas y símbolo de la isla, el complejo ceremonial de Tahai ubicado en un marco paisajístico de gran belleza y Ahu Nau Nau en la exótica playa de Anakena.

Pero la lista de actividades no termina aquí. Organiza excursiones a los diferentes volcanes de la isla para descubrir sus formas y sus cráteres, algunos con lagunas interiores. Báñate o túmbate en las arenas blancas de la playa de Anakena o en las rosas de Ovahe. Explora las galerías subterráneas que suman más de 7 Km de longitud. Visita la aldea ceremonial de Orongo y admira el muro del Ahu Tahira en Vinapu, una construcción muy similar a la usada por los incas.