No hay un solo Camino de Santiago. El Camino cambia según el recorrido y lo que en sí supone para cada uno de los peregrinos que se animan a transitarlo, ya que es una experiencia personal y vivencial única. En sus inicios los peregrinos empezaban su viaje hacia Compostela desde la puerta de su casa, por lo que solo en España hay 49 Caminos diferentes; hoy hay diferentes opciones, pero sea cual sea la que elijas, paso a paso podrás recuperar el olvidado placer de la lentitud y el de escuchar a tu propio cuerpo
El Camino de Santiago comienza a disfrutarse meses antes de salir de casa porque es necesario prepararlo. No solo deberás establecer un itinerario y comprar el equipo necesario, sino también entrenar tu cuerpo para llegar al primer día de tu recorrido con una mínima forma física; comienza a “entrenarte” con al menos dos meses de antelación, saliendo a caminar unas cinco veces a la semana e incrementando cada semana el tiempo y la dureza del paseo
Aunque el Camino Francés fue el elegido por la Unesco en 1993 como el más representativo, incluyéndole en la lista de Patrimonio de la Humanidad, no tiene porqué ser tú única y primera opción. Busca mapas y opiniones sobre las otras posibilidades: el Camino Portugués, el Camino de Santiago a Finisterre y Muxía, la Vía de la Plata, el Camino Inglés, el Camino del Norte y el Camino Primitivo. Si quieres conocer las ventajas e inconvenientes de cada uno de ellos te recomendamos el artículo de Antón Pombo: Comparativa de los (7) principales Caminos de Santiago: ¿Cuál elegir?
Si vas a hacer el Camino en verano, prepárate para la masificación que se produce en esos meses, fundamentalmente en agosto y en los últimos 100 kilómetros del Camino Francés, y si vas a hacerlo en invierno, asegúrate de que los albergues que tienes previsto utilizar estén abiertos y llevas ropa adecuada para el mal tiempo. Los meses de abril, mayo, junio, septiembre y octubre son los más recomendables, dado que la mayor parte de los albergues están abiertos y la climatología suele ser más favorable.
Además de aprender a escuchar tu mente, el Camino te enseñará a cuidar tu cuerpo con esmero, fundamentalmente los pies. Elige el calzado adecuado para la época del año en que piensas recorrerlo y llévate calcetines especiales, sin costuras. Úntate los pies con vaselina tanto por la mañana como por la noche, y tenlos siempre secos; quítate las botas cuando termines tu etapa y procura que se aireen. Elije también con calma la mochila, que tenga unas buenas correas de hombros ergonómicas, acolchadas y ajustables tanto en el pecho como en la cintura. Es importante que no pese más del 10% de tu peso total, aunque también puedes optar por contratar una empresa, o las oficinas de Correos, que te lleven la mochila al siguiente alojamiento que hayas escogido. Anímate a usar bastones telescópicos, ya que te quitan hasta el 25% del esfuerzo de andar y te ayudan a mover el tren superior del cuerpo; en las subidas te ayudaran a equilibrar el esfuerzo y en las bajadas mitigaran la presión sobre las rodillas.
Es importante llevar un plan de etapas adaptadas a tu forma física, no hagas largos recorridos los dos primeros días porque te pasaran factura. Comienza con etapas de 15 kilómetros por día que puedes ampliar si te encuentras en forma en los últimos días. Pero no tienes que ser inflexible, si tu cuerpo te lo pide acortalas o quédate algún día descansando para recuperarte y evitar lesiones. Debes hacer tu propio Camino
El alojamiento a lo largo del Camino es amplio y muy variado. Los albergues son el alojamiento tradicional, ya sean públicos o privados. En los primeros no podrás reservar ya que se asignan las plazas según el orden de llegada y con preferencia para los peregrinos que llegan a pie. Tendrás que presentar la credencial que te sellarán allí mismo; en los privados podrás avisar con antelación de tu llegada.
El último paso de un Camino único: la Compostela, erróneamente también llamada Compostelana, el documento que certifica que han realizado el Camino de Santiago
Para conseguirla debes haber cumplido tres requisitos básicos: hacer el Camino con motivos religiosos o espirituales, haber recorrido cualquiera de las Rutas Jacobeas al menos 100 km si es a pie o a caballo y 200 si es en bicicleta, y acreditar que realmente has recorrido esa distancia. Para ello debes tener un documento que se llama la Credencial del Peregrino, personal e intransferible, que puedes adquirir en las diferentes Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago, albergues, parroquias y Cofradías del Apóstol Santiago, en la que iras colocando los sellos de los lugares por los que vas pasando, que te los facilitarán en albergues, Asociaciones de Amigos del Camino, iglesias y en otros lugares como ayuntamientos, cafés u oficinas de Correos. Para recibir la Compostela, la Catedral de Santiago establece como mínimo el sellado de la Credencial dos veces por día en los últimos 100 o 200 kilómetros, según vayas a pie o en bicicleta.
Si no eres creyente la inventiva de los estudiantes anticlericales de la Universidad de Santiago te da otra opción para sellar tu fin de recorrido y ganar el conocido como Jubileo Pagano. Busca la Casa de Varela, el número 15 de la Rúa do Vilar, en pleno casco compostelano, y en los arcos del soportal, en las nalgas de uno de los angelotes, deberás apagar un cigarrillo
NOS VEMOS EN EL CAMINO.....
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