César Manrique dejó en su querida isla de Lanzarote una impronta de la que se sienten orgullosos sus habitantes. Fue un visionario que ya en los años setenta y ochenta luchaba por preservar el medio ambiente y ofrecer a los visitantes un entorno sustentable y único. Es difícil escoger entre sus numerosas obras en las que incorporaba el arte a la naturaleza, pero sin duda en cualquier lista tendrían que incluirse las cinco que desde Tapioner Viajes con Huella+ os proponemos.
Inicia tu recorrido en la fundación Cesar Manrique ubicada en Tahíche, su residencia durante 20 años. Según él mismo contaba, en sus paseos por la isla encontró una burbuja volcánica "con unas dimensiones habitables" por lo que decidió crear ahí su casa.
En la planta superior una construcción inspirada en la arquitectura tradicional de Lanzarote y en el nivel inferior aprovechó cinco burbujas volcánicas naturales comunicadas mediante túneles excavados en la lava, incorporándolas a su diseño.
Visita la Casa Museo del Campesino, homenaje de Cesar Manrique a los habitantes de esta dura isla, donde te mostrarán la artesanía local, las tradiciones y el modo de vida de los agricultores de Lanzarote. La escultura de 15 metros que podrás ver desafiando al viento es el Monumento a la Fecundidad. Y en el centro del patio encontrarás el acceso a una gruta volcánica utilizada en el pasado para la extracción de piedra y hoy un restaurante donde disfrutar de los platos tradicionales.
Acércate a los Jameos del Agua, ubicados en el final de un tubo volcánico de 6 km de longitud producto de la erupción del Volcán de la Corona hace 3000 años. Cesar Manrique convirtió este espacio, que incluso se había utilizado como vertedero, en un lugar muy especial. Con un restaurante completamente adaptado al entorno, donde se puede degustar la comida canaria y en las noches escuchar la música de estas islas, un lago con cangrejos albinos, una piscina casi natural en el jameo grande e incluso un auditorio montado en el interior del tubo volcánico.
Sube a 479 metros de altura para conocer el Mirador del Río y observar el brazo de mar que separa Lanzarote de la isla de la Graciosa. Perfectamente mimetizado con el entorno está construido en piedra y cuenta con dos amplios ventanales circulares que permiten la entrada de la luz y las vistas del mar al interior. Fuera encontrarás un pasillo que rodea la edificación y una terraza en la parte superior a la que se accede por una escalera de caracol.
Y disfruta de Jardín de cactus, el último diseño de César Manrique en la isla. El artista pudo "ver" en una cantera de extracción volcánica abandonada, un anfiteatro de cactus. Encargó a un especialista la selección de 4500 ejemplares de cactus de 450 especies distintas, procedentes de las zonas más áridas de los cinco continentes, y las repartió en distintos niveles, consiguiendo un resultado excepcional.
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